El proceso de electro-galvanización es completamente similar al de electro-estañado. La bobina de acero es desenrollada y hecha desfilar a través de unas cubas electrolíticas con la sola diferencia del material que conforma los ánodos, en este caso en su mayoría compuestos por zinc, en tecnologías de ánodo soluble o insoluble.
El material obtenido se utiliza principalmente en el sector automotriz, para piezas vistas, siendo parte del exterior de los coches y electrodomésticos en general.
Hoy en día, muchas de estas líneas, debido a los costes operativos y a su pequeña velocidad de proceso (unos 120 m/minuto como máximo) están siendo reemplazados por CGL’s (galvanizado), mediante inmersión en caliente, líneas en las que es posible obtener cualidades y calidades de producto similares, a costos mucho más bajos de producción.